Nuestros hijos, Olivia y Wayde, tienen discapacidades del desarrollo y autismo. En el verano de 2016, mi esposo Brandon y yo los inscribimos en el campamento diurno Little Sprouts de la NWSRA. Antes de su participación en NWSRA, habíamos probado grupos de juego y un programa preescolar. Los grupos de juego estaban bien, pero funcionaron principalmente porque yo estaba allí para ayudar a impulsar la interacción con los demás. En el programa preescolar, Olivia se sentaba y lloraba, no se movía de la puerta, se sentaba debajo de las mesas y se escondía. En algunos momentos me sujetaba la pierna con tanta fuerza que perdía un zapato al intentar salir del aula.

​

Cuando iniciamos NWSRA, les abrió un mundo completamente nuevo. Sintieron que había otras personas con las que podían identificarse. Durante la primera semana del campamento diurno de verano, notamos el cambio. En el pasado siempre hemos tenido experiencias de gritos, llantos y tirarse al suelo en cualquier cosa que hiciéramos con los niños. Después de la primera semana, todos estábamos entrando al campamento y Wayde vio a una de sus consejeras favoritas, la Sra. Katie. Wayde literalmente salió corriendo a ver a la Sra. Katie y comenzó a abrazarla. Brandon y yo nos quedamos allí, asombrados, en el pasillo. Esa misma semana, Olivia hizo lo mismo. Ella fue al campamento, nos dio besos y nos dejó ir sin lágrimas, sin abrazarse las piernas y muchas veces estaba triste cuando terminaba el campamento.

​

Desde los viajes hasta aprender a ser independiente, la transformación fue simplemente asombrosa. Algo tan simple como llevarlos al supermercado, al lavado de autos, a visitar a la familia durante el funeral de mi padre, puedo decir honestamente que la NWSRA jugó un papel importante en cómo nuestras vidas han sido más fluidas.

​

Es alucinante cómo mejoraron su interacción con los demás gracias a los programas de la NWSRA. Wayde y Olivia huirían de los demás y tenían miedo porque no sabían cómo responder o reaccionar. Incluso cuando otros no han sido tan amables porque no entienden lo que los hace un poco diferentes, nuestros hijos han aprendido a ignorarlo y exudar esa confianza que no tenían antes. Cuando realizamos actividades fuera de casa, como ir al parque acuático, ahora van a toda velocidad.

​

La experiencia que esta organización les ha brindado a nuestros niños literalmente me ha hecho llorar. Ver cómo se les ilumina la cara cuando decimos “Estamos pensando en enviarte de vuelta, ¿quieres ir?” es puramente impagable. El personal y los voluntarios son increíbles y esperamos con ansias lo que traerá este verano y qué nueva personita se transformará ante nuestros ojos. La NWSRA no se parece a ninguna organización que haya visto jamás. He trabajado con niños y adultos con necesidades especiales a lo largo de mi vida y realmente creo que lo que hacen la NWSRA y su personal garantiza que familias como la mía puedan brindarles a nuestros niños oportunidades que de otro modo no habrían tenido. NWSRA ha sacado lo mejor y más hermoso de nuestros hijos y somos bendecidos sin medida. Realmente pensamos en el mundo de NWSRA y deseo que todos tengan la oportunidad de tener esta misma experiencia.